Mi corazón dentro de mí está desolado.

Problemas del alma

Habló antes de sus calamidades externas; ahora confiesa las debilidades de su mente, que estaba maravillosamente abatido en el corazón y turbado en su alma, de modo que su fuerza casi se había agotado (no como la fuerza de un pez ballena o de una roca), pero estaba listo para ahogado de dolor, fue sostenido por la fe y el Espíritu de Dios, nadó bajo estos males. Nuestro Salvador mismo confesó de Sí mismo: “Mi alma está angustiada hasta la muerte.

“Dios conoce nuestro molde, no somos cepas sin pasiones ni perturbaciones; no somos como leprosos, cuya carne es insensata; pero somos sensibles a los males, para que podamos acudir a Dios en busca de ayuda y consuelo. ¿No tenía Job sus propias perturbaciones y dolores, que lo hacían pronunciar duros discursos, de los que Dios lo reprendió, y luego él se arrepintió? sin embargo, Dios afirmó que hablaba mejor de él que todos sus amigos.

¿Puede un barco navegar con un rumbo tan constante y directo en un tiempo tormentoso como en calma y antes del viento? basta que dirija el rumbo siempre hacia el puerto, aunque se vea obligado a echar tabla veinte veces. De modo que a Dios no le importa si nos turbamos en nuestro camino al cielo. Apuntemos siempre al puerto de la gloria eterna, aunque estemos inquietos por vientos y tempestades contrarias, Dios pasará por alto todas nuestras flaquezas e imperfecciones, y finalmente nos librará de todas ellas, si en medio de esas nuestras extremidades nuestro corazón se encaminó hacia el cielo. ( A. Symson. )

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