Sí, en el corazón hacéis maldad.

Pecado en el corazon

Una vez zarpó de la ciudad de Orleans un gran y noble vapor, cargado de algodón y con un gran número de pasajeros a bordo. Mientras recogían la carga, una parte se humedeció levemente por una lluvia que caía. Esta circunstancia, sin embargo, no se notó; el algodón se guardó en la bodega y se cerraron las escotillas. Todo salió bien al principio, pero un día se hizo una alarma de incendio y en unos momentos todo el barco quedó envuelto en llamas.

La paca de algodón húmeda y compacta se había calentado, ardía y se ponía cada día en un estado más peligroso, hasta que estalló en una gran hoja de llamas y no se pudo hacer nada para "apagarla". Ahora, ese algodón caliente, que arde sin llama en el casco de la embarcación, es como un pecado en el corazón. No pensemos a la ligera en el pecado, hablando de pequeños pecados y grandes pecados, mentiras piadosas y mentiras negras. El pecado es pecado a los ojos de Dios y Dios odia el pecado. ( N. Jones. )

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