El ilustrador bíblico
Zacarías 2:7
Líbrate, oh Sion, que moras con la hija de Babilonia.
Separación del mundo, deber y privilegio de un cristiano
Zacarías profetizó en Jerusalén después del regreso de los judíos de su cautiverio en Babilonia; y un gran objetivo de su ministerio era incitarlos a un sentido más vivo de los deberes y privilegios peculiares que traía consigo su liberación.
En el texto se dirige a la parte de la nación que aún quedaba en la tierra de Caldea. Así como su dispersión había sido el efecto del justo desagrado de Dios, así el camino ahora abierto para su regreso no era menos claramente una evidencia de Su misericordia y favor que regresaban. Pero muchos no estaban dispuestos a regresar; la verdadera causa de su decisión fue su indiferencia hacia la religión, su desconfianza en la Palabra de Dios y su atraso para obedecerle y mostrarse como sus siervos.
A ellos les llegó la amonestación del texto. ¿Podemos aplicar este pasaje a los tiempos actuales y señalar su sentido espiritual? El mundo es ahora, para los cristianos, lo que Babilonia era entonces para los judíos. Por el mundo, se entiende este mundo, con respecto a su estado moral; a sus hábitos, máximas y prácticas; a sus principios, modas y costumbres: el mundo tal como está ahora corrompido por la depravación del hombre.
Por cristianos se entiende todos los llamados así; todos los que, por nombre y profesión, son cristianos. Nacen y crecen en medio del pecado y la iniquidad del mundo. Desde su más tierna infancia están rodeados de sus ejemplos, expuestos a sus encantos y familiarizados con sus prácticas. Lo que más se les enseña a admirar y codiciar son las cosas del mundo. Pero pertenecen, no al mundo, sino a Cristo.
Se dice que son súbditos de ese reino espiritual que Cristo ha establecido en el mundo. No pueden poseer y disfrutar de sus privilegios mientras viven en el mundo. Los judíos deben regresar a su hogar en Judea antes de poder regocijarse como judíos. ¿Y qué deben hacer los cristianos si quieren regocijarse como cristianos? Deben levantarse y, dando la espalda al mundo, deben cumplir con el anuncio del Evangelio.
"Sal y sepárate". Es una parte de la salvación del Evangelio, que "nos libra de este presente mundo malo". Si las personas vinieran sinceramente a Cristo en busca de liberación, seguramente Él las liberaría. Las personas con las que rogaríamos son aquellas que, bajo el atuendo de una profesión cristiana, conservan manifiestamente un espíritu mundano y, por su conformidad con las modas y locuras del mundo, traicionan su influencia sobre sus corazones. Considerar--
1. La inconsistencia de tal estado con su profesión de cristianismo.
2. La vergüenza de ello.
3. El peligro de su estado actual. Si usted no camina como cristiano ahora, nunca será reconocido como cristiano por fin.
4. La felicidad que resultará de cumplir con la amonestación del texto. ( E. Cooper. )