No te dejes engañar: las malas comunicaciones corrompen las buenas costumbres.

Ver. 33. Mala comunicación ] Las malas palabras no son viento, como la mayoría imagina, sino tonterías del diablo, que dejan una mancha repugnante en el hablante y, a menudo, ponen algo similar en el oyente. Evite la borborología obscena (charla sucia) (dice uno) y los discursos desagradables; pierdes tanta honestidad y piedad como admites el mal en tu lengua.

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