Y Adonías y todos los convidados que estaban con él lo oyeron cuando habían terminado de comer. Y cuando Joab oyó el sonido de la trompeta, dijo: ¿Por qué es este ruido de alboroto de la ciudad?

Ver. 41. Como habían terminado de comer. ] Siempre que termina la comida, llega el ajuste de cuentas. La fiesta de Adonías, como la de todos los impíos, termina con horror; para el último plato, se sirve el asombro y la temerosa expectativa de una justa venganza. Así engaña el Dios sabio y justo a los pecadores orgullosos e insolentes en esos complots secretos en los que esperan socavar al hijo de David, el Príncipe de paz.

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