Si pecan contra ti (porque [no hay] hombre que no peque,) y tú te enojas con ellos, y los entregas al enemigo, para que se los lleven cautivos a la tierra del enemigo, lejos o cerca ;

Ver. 46. Porque no hay hombre que no peque. ] Esto es triste mortalitatis privilegium.

Y te enojarás con ellos.] Como no puedes sino ser así, Hab 1:13 y como los efectos de tu justa ira, los reprendes y los golpeas, ya sea con tu propia mano desnuda o con los hombres de tu banda, sus enemigos.

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