Entonces Abigail se apresuró a tomar doscientos panes, dos odres de vino, cinco ovejas ya preparadas, cinco medidas de maíz tostado, cien racimos de pasas y doscientas tortas de higos, y las puso ] en culos.

Ver. 18. Entonces Abigail se apresuró. ] Como si hubiera tenido alas y "viento en sus alas", como Zac 5: 9 porque conocía bien el peligro de retrasos en tal caso.

Y tomó doscientos panes. ] Un regalo muy grande, para expiar la negativa antiliberal de su marido: a lo que añadió una gran cantidad de buenas palabras para enmendar su lenguaje áspero. Y en esto se sentía más feliz que aquella dama inglesa, De Breuse, que con su lengua virulenta y despectiva había exasperado más la furia del rey Juan de lo que podía apaciguar su extraño regalo de cuatrocientas reses y un toro, todo blanco como la leche, excepto sólo las orejas, que eran rojas, enviadas a la reina.

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