Y a [los] que [estaban] en Hebrón, ya todos los lugares donde el mismo David y sus hombres solían frecuentar.

Ver. 31. Solían frecuentar. ] Cuando huyeron y se escondieron de Saúl, en todas partes encontraron amigos. Lo mismo hicieron los valdenses en el peor de los tiempos. Desde Mentz en Alemania, hasta Milán en Italia, podían pasar y alojarse con los de su propia profesión todo el tiempo; ni se olvidaron de ese precepto apostólico, "Y sed agradecidos", Col 3:15, es decir, a tus amigos y benefactores.

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