Y después de todo esto, el SEÑOR lo hirió en sus entrañas con una enfermedad incurable.

Ver. 18. Y después de todo esto. ] Porque demostró ser incorregible. Plectimur, nec tamen flectimur.

Lo golpeó en sus entrañas.] Así lo hizo con Arrio; John de Roma, ese cruel perseguidor; Alexander, el cruel guardián de Newgate; Twiford, que fue verdugo de Frith, Bayfield, Bainham, Lambert, Tewkesbury y otros hombres buenos en la época de Enrique VIII; una y Arminio, que, siendo gravemente atormentado con una tos, la gota, fiebres intermitentes, y el dolor incesante en sus entrañas, terminó sus días miserables en Leyden, donde se había restablecido con astucia la herejía de Pelagio.

un acto. y Mon., 1904; Ibíd., 1146.

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