Y sucedió que cuando se llenaron los vasos, dijo a su hijo: Tráeme aún un vaso. Y él le dijo: [No hay] vaso más. Y el aceite se quedó.

Ver. 6. No hay una vasija más. ] La vasija nunca dejó de funcionar, hasta que no hubo lugar; así que en otros lugares Dios nunca dejó de disminuir, hasta que Abraham dejó de mendigar.

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