Pero Abisai hijo de Sarvia lo ayudó, e hirió al filisteo y lo mató. Entonces los hombres de David le juraron, diciendo: No saldrás más con nosotros a la batalla, para que no apagues la luz de Israel.

Ver. 17. Que no apagues la luz de Israel. ] Como Epaminondas, con su muerte, lo hicieron los tebanos, que después fueron famosos por sus calamidades, y no más por sus victorias. El cuerpo no se ahoga mientras la cabeza está por encima del agua; cuando el que una vez se hunde, la muerte está cerca: así aquí. Orad, pues, por la preservación de los buenos príncipes; no podemos orar por ellos y no orar por nosotros mismos.

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