Y si quedara hasta la mañana de la carne de las consagraciones o del pan, quemarás al fuego el resto; no se comerá, porque es santo.

Ver. 34. Quemarás el resto. ] La ofrenda de agradecimiento no debía guardarse hasta el día siguiente, para enseñarnos a ser rápidos y presentes en alabar a Dios y aplicar a Cristo.

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