Y tomando el becerro que habían hecho, lo quemó en el fuego, lo molió hasta convertirlo en polvo, lo esparció sobre el agua y dio de beber a los hijos de Israel.

Ver. 20. Y tomó el becerro. ] Es posible que todos deseemos, como Ferus, que tuviéramos un Moisés para eliminar los males de nuestro tiempo: Nam non unum tantum vitulum, sed multos habemus, No tenemos uno, sino muchos terneros.

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