Y así lo hizo el SEÑOR; y vino un enjambre [de moscas] terrible a la casa de Faraón, y [a] las casas de sus siervos, y a toda la tierra de Egipto: la tierra fue corrompida a causa del enjambre [de moscas].

Ver. 24. Un enjambre terrible de moscas, ] es decir, numerosas y perniciosas; sin embargo, no es tan malo como esos muchos pensamientos repugnantes que pululan a diario en los corazones de los hombres. Ahí está ese Leviatán; también hay innumerables cosas que se arrastran. Y estas muchas veces estropean y corrompen nuestras oraciones, de modo que apestan en las narices de Dios.

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