Hijo de hombre, pon tu rostro hacia los montes de Israel, y profetiza contra ellos,

Ver. 2. Pon tu rostro hacia los montes de Israel, ] es decir, los judíos, que son altivos y duros como montes, que son asperi et inculti, ásperos y rudos, como solían ser los montañeses. En el mismo monte de los Olivos, además de otros montes, erigieron valientemente sus ídolos, aun ante los ojos del Señor; de modo que nunca miró fuera del santuario sin contemplar ese vil monte de abominaciones; llamado por tanto, por una elegante aliteración, el Cerro de la Corrupción. 2 Reyes 23:13

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