Y lo bendijo y dijo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, poseedor del cielo y de la tierra.

Ver. 19. Y lo bendijo. ] He aquí un ejemplo de la comunión de los santos: Melquisedec hace todos sus buenos oficios a Abram (un creyente, aunque un extraño), no sólo por cortesía y humanidad, sino por caridad y piedad.

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