Y él lo supo, y dijo: [Es] la túnica de mi hijo; una bestia maligna lo devoró; Joseph está sin duda hecho pedazos.

Ver. 33. Es la túnica de mi hijo, etc.] Bien puede decir el Señor de los hipócritas: Su apariencia exterior de piedad es el vestido de mis hijos e hijas; pero algún espíritu maligno los devoró, que sólo lo usan con hipocresía. Son buenos profesores, pero viles pecadores. Y cuando el asqueroso drogadicto se vaya al infierno, ¿qué será del celoso profesor? Como dijo el churl al obispo de Cullen, rezando en la iglesia como un obispo; pero como era duque, andaba vigilado como un tirano: ¿Adónde crees que irá el obispo, cuando el duque sea condenado?

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