Ordenando a sus acusadores que vengan a ti; examinando de quién tú mismo puedes conocer todas estas cosas de las cuales le acusamos.

Ver. 8. Examinando de quién ] Con esta audacia abierta y estas engañosas pretensiones, esperaban haber convencido al gobernador para que entregara al prisionero a su placer sin más preámbulos, y haberlo condenado sin ser escuchado. Pero Dios lo había ordenado de otra manera.

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