Pero el rey mandó a Jerameel hijo de Hammelec, a Seraías hijo de Azriel y Selemías hijo de Abdeel que tomaran al escriba Baruc y al profeta Jeremías; pero el SEÑOR los escondió.

Ver. 26. Pero el rey ordenó a Jerahmeel, hijo de Hammelec. ] O, el hijo del rey, a quien podría emplear contra estos dos siervos de Dios; como una vez el rey de Francia envió a su hijo y heredero con un ejército contra los valdenses. No en vano, por tanto, se denuncia la maldición contra Joacim y su posteridad. Jeremías 36: 30-31

Pero el Señor los escondió, ] es decir, les proporcionó un escondite en la casa de algún buen hombre, y allí los protegió de estos sabuesos que perseguían sus preciosas vidas. No hay valla sino huida, ni consejo sino ocultación, para asegurar a un súbdito inocente contra un soberano enfurecido.

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