Oh Padre justo, el mundo no te ha conocido; pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste.

Ver. 25. Oh Padre justo ] La justicia de Dios es: 1. De equidad, para castigar las ofensas. O, 2. De fidelidad, para cumplir sus promesas. En ese sentido, no es arrogancia ni presunción (dijo el maestro Glover, mártir) cargar a Dios, por así decirlo, con sus promesas; y del deber de reclamar su ayuda, ayuda y asistencia.

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