Salieron, pues, Pedro y el otro discípulo, y llegaron al sepulcro.

Ver. 3. Pedro, pues, salió ] No se desesperó aunque había caído gravemente. Los santos no pueden caer tan lejos, pero la mano de apoyo de Dios siempre está debajo de ellos. Pueden ser empapados sobre la cabeza y los oídos en las aguas de la iniquidad, sí, se hundirán dos veces hasta el fondo, pero se levantarán de nuevo y se recuperarán; porque el Señor pone bajo su mano; sí, como el que tropieza y no cae, con su tropiezo gana terreno, así es aquí.

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