Entonces le dijeron los judíos: Ahora sabemos que tienes un demonio. Abraham murió, y los profetas; y dices: Si alguno guarda mi palabra, nunca gustará la muerte.

Ver. 52. Ahora sabemos que tienes un diablo ] Así, ya sea que Cristo llore o llore a estos niños perversos, no prevalece nada. Ni las promesas ni las amenazas afectan a los réprobos, neque duci ad Christum, neque trahi possunt, como señala Calvino aquí, no serán conducidos a Cristo ni atraídos hacia él.

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