Sin embargo, no les podemos dar mujeres de nuestras hijas; porque los hijos de Israel han jurado, diciendo: Maldito el que dé mujer a Benjamín.

Ver. 18. Sin embargo, no podemos darles esposas de nuestras hijas. ] Y a menos que sus padres les dieran esas hijas, no se casarían con los benjamitas, aunque se convertirían en dueñas de herencias tan grandes. Es de la ley de la naturaleza que los padres dispongan de sus hijos en el matrimonio. Pero el Papa se encarga de dispensar en ese caso. Potest de iniustitia facere iustitiam, dice Belarmino una de las canonistas. Aliquid ex nihilo, ex virtute vitium. Papae!

Maldito el que dé esposa a Benjamín.] Habían respaldado su juramento con una imprecación. Esto iba a ser demasiado caliente en una materia fría. No romperán su juramento ilegal; pero idean cómo eludirlo, lo que fue peor. Dum vitant stulti vitium, etc.

a De Pontif. Rom., Lib. iv.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad