Y Gedeón les dijo: Yo no os gobernaré, ni mi hijo os gobernará; el SEÑOR se enseñoreará de vosotros.

Ver. 23. No te gobernaré. ] Ya que no puedo sin manifestar el mal hecho a Dios. Esta modestia suya al rechazar semejante oferta fue muy encomiable; como sucedió después en Alfonso, rey de Arragon, y Federico, elector de Sajonia, que podrían haber sido elegidos emperadores de Alemania, pero no lo fueron. Rodolphus, duque de Suevia, fue demasiado atrevido para aceptar el imperio que le ofreció el papa Hildebrand; y demasiado tarde se arrepintió. También lo fue Silvestre II, quien durante siete años de gozo del Papa, entregó su alma al diablo.

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