Pero el que blasfema contra el Espíritu Santo no tiene jamás perdón, sino que corre peligro de condenación eterna.

Ver. 29. Nunca ha perdonado ] Y, sin embargo, Belarmino enseña que el pecado contra el Espíritu Santo puede ser perdonado (lib. 2, de Poenitentia, cap. 16). Pero puede ser de su opinión que enseñó aquí en Inglaterra durante el reinado de Enrique III, que cuestionar las sanciones del Papa era el pecado contra el Espíritu Santo. (Hist. De Inglaterra de Daniel, p. 163.)

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