Porque, ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero y perder su alma? ¿O qué dará el hombre a cambio de su alma?

Ver. 26. Sin embargo, ¿de qué se benefició un hombre ? Francisco Xanerius aconsejó a Juan III, rey de Portugal, que meditara todos los días un cuarto de hora en esta sentencia divina. Si pudiera, dice un reverendo divino, hacerse un trato de tal manera que pudiera tener el mundo entero para la venta de su alma, a pesar de todo, sería un perdedor. a Porque, sin embargo, podría ser un arruinado, un mendigo, suplicando en vano, aunque fuera por una gota de agua fría para refrescar su lengua.

Entonces, ¿no es nada perder un alma inmortal, comprar una muerte eterna? En este versículo se establece que la pérdida del alma es 1. incomparable; 2. irreparable. Si, por tanto, perder la vida por dinero es una locura, ¿entonces qué es el alma? ¿Qué sabio podría sacar oro de un crisol de fuego? ¿Se arriesgará a infortunios sin fin por unos placeres acuáticos? ¿Dar su alma al diablo, como hicieron algunos papas por el breve disfrute de la dignidad papal? ¿Qué era esto sino marchitar a Venecia y luego ser colgado a sus puertas, como dice el proverbio?

b En los grandes incendios, los hombres miran primero a sus joyas, luego a su madera; por lo que estos deben cuidar primero de sus almas, asegurarlas, y luego cuidar del hombre exterior. Al soldado no le importa cómo acelera su escudo, por lo que su cuerpo se mantiene así de golpes mortales. Cuando el Papa persuadió a Maximiliano (rey de Bohemia, luego emperador) de ser un buen católico, con muchas promesas de ganancias y ascensos, el rey respondió que agradecía a Su Santidad; pero que la salud de su alma le era más querida que todas las cosas del mundo.

La respuesta que dijeron en Roma era una forma de hablar luterana, y significaba una alienación de la obediencia de esa sede; y empezaron a hablar de lo que sucedería después de la muerte del viejo emperador.

¿O qué dará un hombre a cambio ] Daría cualquier cosa en el mundo, sí, 10,000 mundos si los tuviera, para ser entregados. Pero fuera del infierno no hay redención. ¿Ha saqueado el estafador o saqueó el ladrón tus bienes? Con trabajo y ocio podrás recuperarte de nuevo. Pero el alma una vez perdida es irrecuperable. Que cuando el alma culpable al morir piensa, ¡oh, qué espantoso chillido le da al verse lanzándose a un océano infinito de plomo hirviendo, y debe nadar desnuda en él para siempre! ¿Cómo trina, tembloroso, esa lúgubre canción del moribundo Adrián el emperador?

" Animula, vagula, blandula,

Hospes comesque corporis,

Quae nunc abibis en loca

Horridula, sordida, tristia,

Nec, ut soles, dabis iocos? "

a Monitor de Mortalidad del Sr. Ley.

b Non magis iuvabitur, quam qui purchase Venetias, ipse vero suspendatur ad Portam ut est in proverbio. Par. en loc.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad