Pero por último, les envió a su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo.

Ver. 37. Reverenciarán a mi hijo ] Buscarán otra forma de vergüenza (así importa la palabra εντραπησονται): nunca podrán mirarlo a la cara, estarán tan avergonzados de sus anteriores vilezas. Pero sucedió muy de otra manera, porque estos tipos sin frente, gracia pasada, como decimos, tenían rostros llenos de descaro, y eso no podía sonrojarse más que un saco. El pecado les había infundido vergüenza en la frente, y resistían tan bien al Espíritu Santo como siempre lo fueron sus padres.

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