Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lea, entienda).

Ver. 15. La abominación desoladora ] Es decir, anticristo, dicen algunos intérpretes; y hasta ahora se puede referir adecuadamente al de Baronio, quien en sus anales del año 964, contando a algunos papas monstruosamente malvados, los llama "la abominación desoladora que está en el templo de Dios". Otros lo entienden como las águilas romanas o alférez. Otros de la estatua del emperador Caligua, según algunos se instalaron en el santuario.

Como otros de la imagen de Tito colocada allí, que tal vez fue el gran pecado que tanto lo atormentó en su lecho de muerte. a Pero hacen mejor que entienden el texto de esos abominables autores de la desolación, los ejércitos romanos, que asolaron esa tierra agradable y destruyeron la nación; como además de lo que Daniel predijo, Josefo en general lo expone en su sexto y séptimo libro, De bello Iudaico.

Hablado por Daniel] Porfirio, ese perro rabioso, corriendo furiosamente hacia Dios y Cristo, Amanuenses Spiritus sancti, Danielem et Matthaeum nefarie calumniatus est scripsisse falsa, blasfemó contra estos dos secretarios del Espíritu Santo, Daniel y Mateo, como escritor de cosas falsas. Esto fue contra solem mingere, orinar contra el sol!

Cualquiera que lea, que entienda ] Que se esfuerce por hacerlo leyendo con la mayor atención, diligencia y devoción, llorando como lo hizo Juan, hasta que se abra el libro sellado; escarbando profundamente en la mina de las Escrituras para la mente de Dios, 1 Corintios 2:15 , y reteniéndola cuando la tiene, no sea que en algún momento se le escape, Hebreos 2:1 .

Admirable es eso, y aplicable a este propósito, que Filostrato relata de la piedra preciosa Pantarbe, de color tan oriental, brillante y dulce, que deslumbra y refresca los ojos a la vez, juntando montones de otras piedras con su secreto. fuerza (aunque muy distante), como colmenas de abejas, etc. Pero para que un regalo tan costoso no se vuelva barato, la naturaleza no sólo lo ha escondido en las entrañas más recónditas de la tierra, sino que también le ha puesto la facultad de escaparse de las manos de quienes lo poseen, a menos que tengan mucho cuidado de hacerlo. Prevenirlo. B

a Titus moriens se unius tantummodo rei poenitere dixit. Id autem quid esset non aperuit, nec quisquam certo novit, aliud aliis coniecientibus. Dio. en Vita Titi.

b En Vita Apollonii, l. iii. C. 4. Acervos lapidum non aliter ac apum exam pertrahit. Non mode occultis terrae visceribus abdidit, sed et facultatem indidit, qua ex captantium manibus effluerit, nisi provida ratione teneretur.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad