Y él le respondió que nunca dijo una palabra; tanto que el gobernador se maravilló mucho.

Ver. 14. El gobernador se maravilló ] Que Cristo traicionara así su propia causa, con un obstinado silencio. Pero, ¿por qué no se maravillaba tanto de la insolencia de los sacerdotes, que le oprimían falsedades tan palpables? Sin duda lo hizo; y sin embargo, contra toda equidad cedió a su importunidad. Pero, ¿no deberían los magistrados ser hombres valientes, coeur-de-leones? El trono de Salomón estaba sostenido por leones; para mostrar qué clase de hombres deberían ser los que se sientan en los lugares de la judicatura.

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