El que justifica al impío y el que condena al justo, ambos son abominación al SEÑOR.

Ver. 15. El que justifica al impío, y el que condena al justo, etc. ] Agraviar al justo de palabra es un pecado grave; cuánto más asesinarlo con el pretexto de la justicia, como hicieron con el inocente Nabot; como los papistas sangrientos hacen los testigos fieles de Cristo; y como los judíos hicieron con el mismo Cristo, clamando: "Nosotros tenemos una ley, y por nuestra ley debe morir". Esto es para jugar al ladrón o al homicida cum privilegio; esto es para "enmarcar la travesura por una ley".

"Sal 94:20 Lo mismo puede decirse de esa otra rama de la injusticia, la justificación de los impíos. Bonis nocet, qui malis parcit: Daña al bien que perdona al mal; mejor convierta a tantos jabalíes, osos, lobos, leopardos sueltos entre ellos, que estos monstruosos hombres de buena condición, que los corromperán o de otra manera los harán mal. Porque "tú sabes que este pueblo está puesto en maldad" Éxodo 32:22 No pueden dormir, a menos que hayan lastimado a alguien.

Este refrán tampoco se refiere únicamente a los magistrados, sino también a los particulares, que deben estar atentos a cómo precipitan una censura. En esto David tuvo la culpa de declarar felices a los impíos y de condenar a la generación de los hijos de Dios, Sal 73: 3-16 por el descuido que después se avergüenza y se muestra a sí mismo, sí, se engaña y se bestia a sí mismo, como bien merecía. Sal 73:22

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