Hijo mío, no te olvides de mi ley; pero guarde tu corazón mis mandamientos.

Ver. 1. Hijo mío, no lo olvides. ] Deberíamos poder decirle a la sabiduría, como Coenis le hizo a su Lady Antonia, Frustra, domina, iussisti: haec enim atque caetera omnia quae mihi imperas, ira semper in memoria habeo ut ex ea deleri non possint. a No es necesario, señora, pedirme que haga lo suyo, porque recuerdo sus mandamientos, ya que nunca es necesario que me presten atención a ellos.

Iussa sequi tam velle mihi, quam posse, necesse est,

Estoy listo, en mi poder, para hacer tu placer.

Pero deja que tu corazón se mantenga. ] Como el arca guardaba las dos tablas; como la olla guardaba el maná escondido.

a Dio, en Respons.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad