Los cielos, [aun] los cielos, [son] del SEÑOR; mas él la tierra la dio a los hijos de los hombres.

Ver. 16. Los cielos, aun los cielos, son del Señor] como el lugar especial de su deleite y morada; pero no tanto como si estuviera allí encerrado y concluido; porque Dios es inmenso y omnipresente, sí, totalmente presente, dondequiera que esté presente. Los cielos tienen un lugar amplio, pero tienen una parte aquí y otra allá; no así el Señor; no es conmensurable por el lugar, sino por todas partes todo presente.

Pero la tierra la ha dado ] O dejar salir, como a sus labradores a voluntad, porque no los ha hecho dueños absolutos, para que hagan en ella lo que quieran, y vivan como quieran. "Habéis vivido en los placeres de la tierra, y habéis sido libertinos", Santiago 5:5 . Una carga pesada. Calvin habla de un tipo suelto que usó en sus tazas para alegar este texto.

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