MEM. ¡Cuánto amo yo tu ley! Es mi meditación todo el día.

Ver. 97. ¡Cuánto amo yo tu ley! ] Sintió una punzada de amor que no podría desahogarse de otro modo si no fuera por una exclamación patética; y esto fue forjado en él por los pensamientos de la amplitud y duración de la ley de Dios. Platón apreciaba un libro (llamado Sofrón) por encima de todos los demás, de los cuales tenía muchos. Richard de Bury, obispo de Durham (Floruit, 1333 d.C.), como tenía más libros que todos los obispos de Inglaterra además, en su libro llamado Philobiblos, dice de sí mismo, ecstatico quodam librorum amore potenter se esse abreptum, que él se llevó a cabo por amor a los buenos libros, pero no tanto como David lo fue al bendito Libro de Dios.

La reina Isabel, en su coronación, recibió la Biblia que se le presentó con ambas manos; y, besándolo, lo puso contra su pecho, diciendo que ese mismo había sido siempre su mayor deleite (Speed.).

Es mi meditación todo el día ] Sive locutio, commentatio, ocupatio, mi discurso diario, estudio o empleo; como el amor nunca es ocioso.

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