Así ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí, salvaré a mi pueblo de la tierra del este y de la tierra del oeste;

Ver. 7. He aquí, salvaré a mi pueblo del este ] Esto fue en parte, sin duda, literalmente destinado a ser los judíos dispersos; y cumplido también en esos 500 años entre el cautiverio y Cristo, aunque las historias no nos dicen cuándo ni cómo; y será mucho más en su conversión tan deseada. Porque esto se establece por regla general, que todas las promesas evangélicas hechas a los judíos, ya que no recibieron el evangelio al principio, ni hasta ahora disfrutaron de la paz, la abundancia y la prosperidad que estas y otras promesas similares significan, no pueden sino apuntar a algo que está por venir.

Aunque no se puede negar que las cosas grandes y gloriosas que en su altura y excelencia se les habla particularmente a ellos, en su medida y grado pertenecen en común a todos los fieles; y así en el Nuevo Testamento se aplican normalmente.

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