La profecía se prefiere al don de lenguas. (1-5) La poca utilidad de
hablar en lenguas desconocidas. (6-14) Exhortaciones a la adoración
que puede ser entendida. (15-25) Desórdenes de la vana exhibición de
dones; (26-33) y de las mujeres que hablan en la iglesia. (34-40)... [ Seguir leyendo ]
1-5 Profetizar, es decir, explicar la Escritura, se compara con hablar
en lenguas. Esto llamaba más la atención que la simple
interpretación de la Escritura; gratificaba más el orgullo, pero
promovía menos los propósitos de la caridad cristiana; no hacía el
mismo bien a las almas de los hombres. Lo... [ Seguir leyendo ]
6-14 Ni siquiera un apóstol podía edificar, si no hablaba de manera
que sus oyentes lo entendieran. Decir palabras que no tienen sentido
para los que las escuchan, no es más que hablar al aire. Eso no puede
responder al fin de hablar, que no tiene sentido; en este caso, orador
y oyentes son bárbaros... [ Seguir leyendo ]
15-25 No puede haber asentimiento a las oraciones que no se entienden.
Un ministro verdaderamente cristiano buscará mucho más hacer un bien
espiritual a las almas de los hombres, que conseguir el mayor aplauso
para sí mismo. Esto es demostrar que es un siervo de Cristo. Los
niños son propensos a sor... [ Seguir leyendo ]
26-33 Los ejercicios religiosos en las asambleas públicas deben tener
este objetivo; que todo se haga para la edificación. En cuanto a
hablar en una lengua desconocida, si estuviera presente otro que
pudiera interpretar, podrían ejercerse dos dones milagrosos a la vez,
y así la iglesia sería edifica... [ Seguir leyendo ]
34-40 Cuando el apóstol exhorta a las mujeres cristianas a buscar
información sobre temas religiosos de sus maridos en casa, muestra
que las familias creyentes deben reunirse para promover el
conocimiento espiritual. El Espíritu de Cristo nunca puede
contradecirse; y si sus revelaciones son contrari... [ Seguir leyendo ]