1-4 Las verdades más sencillas del Evangelio, en cuanto a la pecaminosidad del hombre y la misericordia de Dios, el arrepentimiento hacia Dios y la fe en nuestro Señor Jesucristo, expuestas en el lenguaje más sencillo, convienen más al pueblo que los misterios más profundos. Los hombres pueden tener muchos conocimientos doctrinales, pero ser meros principiantes en la vida de la fe y la experiencia. Las contiendas y peleas sobre la religión son tristes evidencias de carnalidad. La verdadera religión hace a los hombres pacíficos, no contenciosos. Pero es de lamentar que muchos que deberían andar como cristianos, viven y actúan demasiado como los demás hombres. Muchos maestros, y también predicadores, demuestran ser todavía carnales, por sus vanas y gloriosas disputas, su afán por disputar y su disposición a despreciar y hablar mal de los demás.

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