24-32 Ahora, el pueblo de Israel era tan numeroso que se necesitaba emplear a más personas en el servicio del templo, para que cada israelita que trajera una ofrenda pudiera encontrar un levita listo para ayudarlo. Cuando hay más trabajo por hacer, es una lástima que no haya más obreros. Un corazón nuevo, una mente espiritual que se deleita grandemente en los mandamientos de Dios y puede encontrar un festín renovador en sus ordenanzas, constituye la gran diferencia entre el verdadero cristiano y todos los demás hombres en el mundo. Para el hombre espiritual, cada servicio brindará satisfacción. Estará siempre abundo en la obra del Señor, nunca tan feliz como cuando está ocupado para un Maestro tan bueno, en un servicio tan agradable. No le importará si es llamado a liderar o a cuidar de otros que están sobre él. Que busquemos y sirvamos al Señor rectamente y dejemos todo lo demás en su disposición, con fe en su palabra.

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