* El apóstol admira el amor de Dios al hacer de los creyentes sus
hijos. (1,2) La influencia purificadora de la esperanza de ver a
Cristo, y el peligro de pretender esto y vivir en pecado. (3-10) El
amor a los hermanos es el carácter de los verdaderos cristianos.
(11-15) Ese amor descrito por sus ac... [ Seguir leyendo ]
1,2 Poco sabe el mundo de la felicidad de los verdaderos seguidores de
Cristo. Poco piensa el mundo que estos pobres, humildes y
despreciados, son los favoritos de Dios, y morarán en el cielo. Que
los seguidores de Cristo se contenten con la dura vida aquí, ya que
están en una tierra de extraños, do... [ Seguir leyendo ]
3-10 Los hijos de Dios saben que su Señor es de ojos muy puros como
para permitir que cualquier cosa impura habite con él. Es la
esperanza de los hipócritas, no la de los hijos de Dios, la que
permite gratificar los deseos y lujurias impuras. Que seamos
seguidores de él como sus queridos hijos, que... [ Seguir leyendo ]
11-15 Debemos amar al Señor Jesús, valorar su amor y, por tanto,
amar a todos nuestros hermanos en Cristo. Este amor es el fruto
especial de nuestra fe, y una señal cierta de que hemos nacido de
nuevo. Pero nadie que conozca bien el corazón del hombre, puede
asombrarse del desprecio y la enemistad d... [ Seguir leyendo ]
16-21 Aquí está la condescendencia, el milagro, el misterio del amor
divino, que Dios redimiera a la iglesia con su propia sangre.
Ciertamente debemos amar a quienes Dios ha amado, y así lo hizo. El
Espíritu Santo, afligido por el egoísmo, dejará al corazón
egoísta sin consuelo, y lleno de oscuridad... [ Seguir leyendo ]
22-24 Cuando los creyentes tenían confianza hacia Dios, por el
Espíritu de adopción, y por la fe en el gran Sumo Sacerdote, podían
pedir lo que quisieran de su Padre reconciliado. Lo recibirían, si
era bueno para ellos. Y así como la buena voluntad para con los
hombres fue proclamada desde el cielo,... [ Seguir leyendo ]