35-42 La separación de dos amigos tan fieles fue dolorosa para ambos, pero el caso de David fue el más deplorable, ya que David estaba dejando todas sus comodidades, incluso las del santuario de Dios. Los cristianos no necesitan tristeza, como hombres sin esperanza; pero siendo uno con Cristo, son uno con el otro, y se encontrarán en su presencia por mucho tiempo, para no separarse más; para encontrarse donde todas las lágrimas se limpiarán de sus ojos.

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