6-11 La mayor parte de la humanidad no considera en absoluto las cosas del otro mundo, porque está dormida; o no las considera correctamente, porque duerme y sueña. Nuestra moderación en cuanto a todas las cosas terrenales debe ser conocida por todos los hombres. Los cristianos, que tienen la luz del bendito Evangelio brillando en sus rostros, ¿deberían ser descuidados en cuanto a sus almas, y no tener en cuenta el otro mundo? Necesitamos la armadura espiritual, o las tres gracias cristianas, fe, amor y esperanza. Fe; si creemos que el ojo de Dios está siempre sobre nosotros, que hay otro mundo para el que prepararse, veremos razones para vigilar y ser sobrios. El amor verdadero y ferviente a Dios, y a las cosas de Dios, nos mantendrá vigilantes y sobrios. Si tenemos la esperanza de la salvación, cuidémonos de cualquier cosa que pueda hacer tambalear nuestra confianza en el Señor. Tenemos un terreno en el que construir una esperanza inamovible, cuando consideramos que la salvación es por nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros, para expiar nuestros pecados y rescatar nuestras almas. Debemos unirnos en oración y alabanza unos con otros. Debemos dar buen ejemplo unos ante otros, y éste es el mejor medio para responder al fin de la sociedad. Así aprenderemos a vivir para Él, con quien esperamos vivir para siempre.

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