1-10 El arca era un tipo de Cristo y, como tal, una señal de la presencia de Dios. Esa graciosa promesa: "He aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo", en realidad trae el arca a nuestras reuniones religiosas si la invocamos con fe y oración; y esto debería ser nuestra petición más ferviente. Cuando Cristo se forma en un alma, cuando la ley está escrita en el corazón, cuando el arca del pacto se establece allí y se convierte en el templo del Espíritu Santo, entonces hay una verdadera satisfacción en esa alma.

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