7-13 El mismo Señor Jesús tiene la llave de gobierno y autoridad en y sobre la iglesia. Él abre una puerta de oportunidad a sus iglesias; abre una puerta de expresión a sus ministros; abre una puerta de entrada, abre el corazón. Cierra la puerta del cielo contra los insensatos, que duermen su día de gracia; y contra los obreros de la iniquidad, por muy vanidosos y confiados que sean. La iglesia de Filadelfia es alabada, pero con una suave reprimenda. Aunque Cristo acepta un poco de fuerza, los creyentes no deben conformarse con un poco, sino esforzarse por crecer en la gracia, ser fuertes en la fe, dando gloria a Dios. Cristo puede descubrir este su favor a su pueblo, para que sus enemigos se vean obligados a reconocerlo. Esto, por la gracia de Cristo, ablandará a sus enemigos, y les hará desear ser admitidos en la comunión con su pueblo. Cristo promete preservar la gracia en los tiempos más difíciles, como recompensa de la fidelidad pasada; Al que tiene se le dará. Los que guardan el Evangelio en tiempos de paz, serán guardados por Cristo en la hora de la tentación; y la misma gracia divina que los ha hecho fructificar en tiempos de paz, los hará fieles en tiempos de persecución. Cristo promete una recompensa gloriosa al creyente victorioso. Será una columna monumental en el templo de Dios; un monumento de la libre y poderosa gracia de Dios; un monumento que nunca será desfigurado ni eliminado. En este pilar se escribirá el nuevo nombre de Cristo; por él aparecerá, bajo el cual el creyente peleó la buena batalla, y salió victorioso.

 

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