9-16 Incluso aquellos que tienen poco conocimiento de Cristo, no pueden dejar de ver belleza amable en otros que llevan su imagen. Hay esperanzas de aquellos que comienzan a preguntar acerca de Cristo y sus perfecciones. Los cristianos, que conocen bien a Cristo, deben hacer todo lo posible para que otros sepan algo de él. La gloria divina lo hace verdaderamente encantador a los ojos de todos los que están iluminados para discernir las cosas espirituales. Es blanco en la inocencia impecable de su vida, rubicundo en los sangrientos sufrimientos que sufrió cuando murió. Esta descripción de la persona del Amado, formaría, en el lenguaje figurativo de aquellos tiempos, un retrato de la belleza de la persona y de la gracia de los modales; pero la idoneidad de algunas de las alusiones puede no parecernos. Él vendrá para ser glorificado en sus santos, y para ser admirado en todos los que creen. Que su amor nos obligue a vivir para su gloria.

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