5-12 La providencia de Dios se extiende incluso a los asuntos más pequeños, y sus preceptos también lo hacen, de modo que incluso en ellos debemos vivir en el temor del Señor, ya que estamos bajo su mirada y cuidado. Sin embargo, la tendencia de estas leyes, que parecen insignificantes, es tal que, al encontrarse entre las cosas de la ley de Dios, deben considerarse grandes cosas. Si queremos demostrar que somos el pueblo de Dios, debemos tener respeto por su voluntad y su gloria, y no por las vanas modas del mundo. Incluso al vestirnos, al igual que al comer o beber, todo debe hacerse con un serio cuidado por preservar la pureza de nuestro corazón y nuestras acciones, tanto las nuestras como las de los demás. Nuestro ojo debe ser sencillo, nuestro corazón sincero y nuestro comportamiento coherente.

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