6-24 Es una vieja calumnia, que la prosperidad de la iglesia sería perjudicial para reyes y príncipes. Nada puede ser más falso, porque la verdadera piedad nos enseña a honrar y obedecer a nuestro soberano. Pero cuando el mandato de Dios requiere una cosa y la ley de la tierra otra, debemos obedecer a Dios en lugar de al hombre, y someternos pacientemente a las consecuencias. Todos los que aman el evangelio deben evitar toda apariencia de maldad, para no alentar a los adversarios de la iglesia. El mundo siempre está listo para creer cualquier acusación contra el pueblo de Dios, y se niega a escucharlos. El rey se dejó imponer por estos fraudes y falsedades. Los príncipes ven y oyen con los ojos y oídos de otros hombres, y juzgan las cosas como se les representan, que a menudo se hacen falsamente. Pero el juicio de Dios es justo; él ve las cosas como son.

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