1-7 Dios se glorifica a sí mismo. Hace que las personas sepan que Él es Jehová. Israel lo reconoce mediante el cumplimiento de sus promesas hacia ellos, y los egipcios lo conocen mediante el derramamiento de su ira sobre ellos. Moisés, como embajador de Jehová, hablando en su nombre, impuso mandatos a Faraón, pronunció amenazas contra él y pidió juicios sobre él. Faraón, orgulloso y poderoso como era, no pudo resistir. Moisés no temía a Faraón, sino que lo hacía temblar. Esto parece estar destinado en las palabras "Tú serás un dios para Faraón". Finalmente, Moisés es liberado de sus temores. Ya no hace más objeciones, sino que, fortalecido en la fe, emprende su trabajo con valentía y persevera en él.

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