1-7 Los lechos de muerte de los creyentes, con las oraciones y consejos de los moribundos, son adecuados para causar serias impresiones sobre los jóvenes, los homosexuales y los prósperos: haremos bien en llevar a los niños en esas ocasiones, cuando sea posible. hacerse correctamente Si el Señor quiere, es muy deseable dar nuestro último testimonio de su verdad, de su fidelidad y del placer de sus caminos. Y uno desearía vivir para dar energía y peso a nuestras exhortaciones moribundas. Todos los verdaderos creyentes son bendecidos con su muerte, pero no todos salen igualmente llenos de consuelos espirituales. Jacob adoptó a los dos hijos de José. Que no sucedan a su padre, en su poder y grandeza en Egipto; pero que tengan éxito en la herencia de la promesa hecha a Abraham. Así, el anciano patriarca moribundo enseña a estos jóvenes a tomar su suerte con el pueblo de Dios. Él designa a cada uno de ellos para ser la cabeza de una tribu. Esos son dignos de doble honor, quienes, por la gracia de Dios, rompen las tentaciones de la riqueza y la preferencia mundanas, para abrazar la religión en desgracia y pobreza. Jacob hará que Efraín y Manasés sepan que es mejor estar bajo, y en la iglesia, que alto, y fuera de él.

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