4-7 He aquí algunos ejemplos ilustres de fe del Antiguo Testamento. Abel trajo un sacrificio de expiación de los primogénitos del rebaño, reconociéndose un pecador que merecía morir, y sólo esperando la misericordia a través del gran Sacrificio. La rabia orgullosa y la enemistad de Caín contra el adorador aceptado de Dios, condujeron a los terribles efectos que los mismos principios han producido en todas las épocas: la cruel persecución, e incluso el asesinato de los creyentes. Por la fe, Abel, estando muerto, aún habla; dejó un ejemplo instructivo y hablador. Enoc fue trasladado, o removido, para que no viera la muerte; Dios lo llevó al cielo, como Cristo lo hará con los santos que estarán vivos en su segunda venida. No podemos llegar a Dios, a menos que creamos que es lo que ha revelado ser en la Escritura. Los que quieren encontrar a Dios, deben buscarlo con todo su corazón. La fe de Noé influyó en su práctica; le movió a preparar un arca. Su fe condenó la incredulidad de los demás; y su obediencia condenó su desprecio y rebeldía. Los buenos ejemplos convierten a los pecadores o los condenan. Esto muestra cómo los creyentes, al ser advertidos por Dios para que huyan de la ira venidera, son movidos por el temor, se refugian en Cristo y se convierten en herederos de la justicia de la fe.

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