9,10 Hay cosas que nunca se separan de la salvación; cosas que muestran que la persona está en estado de salvación, y que terminarán en la salvación eterna. Y las cosas que acompañan a la salvación, son mejores que las que jamás disfrutó ningún disimulador o apóstata. Las obras de amor, hechas para la gloria de Cristo, o hechas a sus santos por causa de Cristo, de vez en cuando, según Dios da la ocasión, son marcas evidentes de la salvación de un hombre; y señales más seguras de la gracia salvadora dada, que las iluminaciones y degustaciones de las que se habló antes. Ningún amor debe ser considerado como amor, sino el amor que obra; y ninguna obra es correcta, si no proviene del amor a Cristo.

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