21-29 No escucharon al apóstol cuando les advirtió de su peligro; sin embargo, si reconocen su insensatez y se arrepienten de ella, les hablará de consuelo y alivio cuando estén en peligro. La mayoría de las personas se meten en problemas, porque no saben cuándo están bien; se perjudican y pierden al tratar de arreglar su condición, a menudo en contra del consejo. Observad la solemne profesión que hizo Pablo de su relación con Dios. No hay tormentas ni tempestades que puedan impedir el favor de Dios a su pueblo, pues él es un Auxilio siempre a mano. Es un consuelo para los siervos fieles de Dios cuando están en dificultades, que mientras el Señor tenga alguna obra para ellos, sus vidas serán prolongadas. Si Pablo se hubiera metido innecesariamente en malas compañías, podría haber sido justamente desechado con ellas; pero como Dios lo llamó a ello, son preservados con él. Se les da; no hay mayor satisfacción para un hombre bueno que saber que es una bendición pública. Los consuela con los mismos consuelos con los que él mismo fue consolado. Dios es siempre fiel, por lo que todos los que tienen interés en sus promesas deben estar siempre alegres. Así como para Dios el decir y el hacer no son dos cosas, para nosotros no debe serlo el creer y el gozar. La esperanza es un ancla del alma, segura y firme, que entra en el interior del velo. Los que están en las tinieblas espirituales, aférrense a ella, y no piensen en hacerse de nuevo a la mar, sino que permanezcan en Cristo, y esperen hasta que amanezca y huyan las sombras.

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